LA PERSONA QUE MÁS TE QUIERE EN EL MUNDO

Sales de casa abrigada para combatir el frío, sin ningún éxito. Lo llevas todo: la boca de color vino, la inseguridad disfrazada de naturalidad y la bolsa de la basura en la mano derecha.
Tal cual lo tenías previsto, después de andar 30 metros, llegas a la esquina. Pero en ese momento un coche cruza la calle. Al volante, un hombre que habla por el móvil. Y tú piensas “¿Quién será ese gilipollas que podría haberme pillado?”.
Es un vecino tuyo que hace tiempo dejó de serlo y este año, maldito año, ha vuelto. Se marchó a Albacete para casarse y ser feliz. Pero nunca llegó a cumplir ninguno de sus objetivos. Y cuando te enteraste de su desgracia, te alegraste, más por ti que por él. Puro orgullo, posesión eterna.
Él parece oírte, sentirte. Se gira y te mira. Te reconoce, deja de hablar por teléfono. Cede el paso a los recuerdos y despacio continúa su marcha con una sonrisa de medio lado. Tu corazón se acelera, dejas de sentir frío y, como no podía ser de otra forma, se te olvida tirar la basura.
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