LA OTRA CARA DE LA MISMA PUTA MONEDA

Mientras niños de 20 años sigan preguntándose: "¿Hay algo que una mujer sepa hacer que no pueda hacer un hombre?", en vez de preguntarse "¿Hay algo que una mujer pueda hacer que no pueda hacer un hombre?", las mujeres nunca podrán llegar a disfrutar de una igualdad real. Y no hablo de la igualdad que implica que la llegada de una mujer a puestos directivos tenga que producirse porque adopte actitudes masculinas, hablo de una igualdad auténtica.
No es lo mismo lo que sabemos, hombre o mujer, hacer que lo que podemos hacer. Lo que sabemos hacer lo aprendemos y la capacidad de aprendizaje es muy parecida entre ambos, tal vez algo mayor en el caso de la mujer; pero lo que podemos hacer si viene, en algunos casos, determinado por el género. Y ahí llegamos a los tópicos de la fuerza frente a la flexibilidad, de la conducción, de la apreciación de colores, de la sexualidad... La realidad es que la socialización es la madre de todas estas tonterías. No somos tan diferentes como quieren hacernos ver.
Para los más escépticos/primitivos, un ejemplo: ¿qué es para ti la fuerza? Para ti puede que sea la posibilidad de coger una mesa y tirarla 5 metros más allá. Para mí puede ser la capacidad de sufrimiento, ¿y quién tiene más, un hombre o una mujer?
Incluso, hay quien se pregunta por qué las mujeres no saben jugar al fútbol. Y yo respondo que por la misma razón que un niño de 3 años no sabe hacer rabonas: porque no ha sido socializado para ello. Si viviéramos a un matriarcado en el que el ganchillo fuera deporte nacional, los hombres no estarían socializados para ello y sucedería lo mismo. Darle unas agujas y lana a un hombre o a un niño de 3 años implicaría que ninguno de los dos podría hacerte unos guantes. Pero así estaríamos en las mismas y sólo sería la otra cara de la misma puta moneda.
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